MORIR LENTAMENTE
Mure lentamente quien no muestra
interés por conocer lo que la vida nos ofrece. Muere lentamente quien nunca se
sale de la rutina cotidiana, quien nunca se toma un tiempo para consentirse,
para descansar y para divertirse. Muere lentamente quien se rinde sin
intentar luchar por lo que quiere y desea.
Hay que vivir la vida al máximo
como si cada día fuera el último porque nunca se sabe cuando en verdad será. Hay
que vivir la vida haciendo lo que nos haga felices y así forjando nuestra
propia felicidad.
Evitemos la muerte en suaves
cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el
simple hecho de respirar.
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