martes, 28 de febrero de 2012


MORIR   LENTAMENTE



Mure lentamente quien no muestra interés por conocer lo que la vida nos ofrece. Muere lentamente quien nunca se sale de la rutina cotidiana, quien nunca se toma un tiempo para consentirse, para descansar y para divertirse. Muere lentamente quien se rinde sin intentar luchar por lo que quiere y desea.  


Hay que vivir la vida al máximo como si cada día fuera el último porque nunca se sabe cuando en verdad será. Hay que vivir la vida haciendo lo que nos haga felices  y así forjando nuestra propia felicidad.


Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.



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