lunes, 27 de febrero de 2012


                           OTROS DIOSES CELTAS

Brigid

Brigid (o Brigit), gran diosa irlandesa del fuego y la poesía. Aparece en la tradición irlandesa con distintos nombres, que simbolizan las funciones sociales que se le atribuyen, esquemáticamente ella es triple, pertenece a las tres clases de la sociedad indoeuropea; diosa de la inspiración y de la poesía (clase sacerdotal), protectora de los reyes y guerreros (clase guerrera) y diosa de las técnicas (clase de los artesanos, pastores y labradores).










Agnus
Dios del amor.  Se cuenta que una vez quedó totalmente enamorado de una doncella que vio en sueños. La buscó por toda la región para ver si existía, pero no la encontraba. Un día su ayudante Bov el Rojo le dijo que encontró a una chica que podría ser la que vio en sueños, en un lago llamado Boca del Dragón. Agnus se fue al lago y encontró a 500 doncellas paseando cerca del lago. Todas iban en pareja unidas con una cadena de oro. Pronto se enteró que la doncella se llamaba Caer y que tenía el poder de convertirse en cisne cada año. Un día se atrevió a llamarla y justamente cuando pronunció su nombre se transformó en un hermoso cisne.








Lúgh/Lug
La difusión extendida del dios Lug en la religión céltica se sustenta por el gran número de lugares en los que aparece su nombre, extendiéndose por todo el mundo celta de Irlanda a Galia. Las más famosos  son las ciudades de Lugdunum (la ciudad francesa moderna de Lyon), Lugdunum Batavorum (la ciudad moderna de Leiden) y Lucus Augusta (la actual ciudad de Lugo).  Aunque es el dios más importante de la mitología irlandesa, no es el dios supremo, sino el "dios sin función" porque las tiene todas. 







Gobinu
Gobinu se trataba del Dios Herrero de la mitología celta, su nombre como tal significa directamente "Herrero". Es el hijo de la diosa Don y del dios Bile. Era uno de los dioses artesanos que suministraba las armas a los demás dioses dada su maravillosa habilidad para fabricar armas rápidamente.
Las lanzas que fabricaba Goibniu jamás herraban el golpe, y la carne que tocaban las espadas por él hechas no volvía a vivir. 

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